Se ha buscado durante siglos, pero seguía siendo un misterio imposible de alcanzar. Ahora, un experto ha señalado un yacimiento que podría ser el lugar donde reposan los restos de Atahualpa, la tumba del último emperador inca. “Es un descubrimiento muy importante para la historia de la arqueología de Ecuador y el área de los Andes”, dice la ministra de Patrimonio María Fernanda Espinosa hablando acerca de las ruinas encontradas por la historiadora ecuatoriana Tamara Estupinan.
El Imperio Inca, que tuvo lugar entre los años 1.400 y 1.500, tuvo una gran expansión por la región de los Andes en América del Sur, de aproximadamente unos 1.600 kilómetros, desde las modernas Bolivia y Perú hasta Argentina, Chile, Ecuador y Colombia. Esto incluía docenas de grupos étnicos con diferentes lenguas, ciudades, templos, terrazas de cultivo y fortalezas.
Atahualpa fue el último de su dinastía. Durante la conquista española fue tomado como cautivo en lo que ahora se conoce como Cajamarca, Perú. Fue presionado para que se convirtiese al cristianismo y después los españoles le ejecutaron por estrangulación. Después de su muerte en 1533, el imperio comenzó a desmoronarse.
Este año, el Instituto de Patrimonio Cultural del estado de Ecuador comenzará a trabajar en el prometedor yacimiento arqueológico y Estupinan estará al frente y tratará de levantar el telón del enorme complejo que se extiende sobre una colina a 1.020 metros.
Fue en junio de 2010 cuando Estupinan, ahora investigadora con el Instituto Francés de Estudios Andinos (IFEA), encontró lo que ella describe como “un yacimiento arqueológico inca” de altura en el flanco este de los Andes en medio de pronunciados cañones. Muy cerca se encuentra una pequeña granja local y una instalación para criar gallos de pelea.
Pero en el área llamada Sigchos, a unas 45 millas al sur de Quito, en lo alto de una colina llena de hierba, hay más, mucho más: encontró un complejo de muros, acueductos y trabajos de piedra que se encuentran en el interior del refugio rural de Machay. Machay significa enterramiento en la lengua Quechua.
“Es un monumento rectangular inca con un diseño imperial tardío que lleva a varias habitaciones que fueron construidas con piedra cortada y pulida en torno a una plaza trapezoidal”, explicó Estupinan a AFP.
La arqueóloga Tamara Bray, de la Universidad Estatal de Wayne en Michigan y colega de Estupinan, confirmó que el yacimiento cuenta con “un edificio inca conservado en excelentes condiciones y con una gran importancia científica”.
Dentro de las instalaciones, un pasillo con paredes se inicia en el río Machay y uno puede ver la forma de un “ushno”, esencialmente las escaleras que forman una pirámide que se piensa es el (capac) trono del emperador. Mientras tanto, un pequeño canal de agua suelta chorros de una pequeña castada, lo que se apoda “el baño inca”.
El director de la sede de Lima de IFEA, Georges Lomne, dice que el descubrimiento parece confirmar que los incas fueron activos y presentes en la zona de tierras bajas en una zona más conocida como el Altiplano Andino. “Malqui-Machay es parte de un complejo más amplio que también incluiría el lago Quilotoa y el área llamada Pujili (Cotopaxi)”, explica.
“Todo esto perteneció a Atahualpa. Era su feudo personal al igual que otros reyes como el francés tenían dominios reales”, añade Lomne.
Bray también destaca que “varios yacimientos incas de este tipo han sido encontrados en las tierras bajas del trópico. Creo que los incas lo usaron como una especie de escapada”.
Estupinan tiene algunas ideas más específicas. Ella cree que Malqui-Machay es el lugar donde finalmente reposa Atahualpa. La tumba del último capac (emperador) de Tahuantinsuyo, el imperio Transandino.
Mientras que muchos expertos tienen otras teorías, Estupinan cree que cuando Atahualpa fue asesinado, sus restos pudieron ser traídos por su hombre más leal, Ruminahui, a Sigchos para enterrarlos, un sitio donde Ruminahui basó su lucha por la supervivencia contra los invasores europeos.
Fuente: AFP
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